67. Rumores.
Un antiguo y extraño sentimiento hizo gruñir a Andrew. Aunque eso era imposible, Lexie no podría traicionar la memoria de Robert. Era por esa memoria que él jamás había podido marcarla, a pesar de haberla codiciado siempre.
Su amor por Alexandra había sido amor a primera vista, desde que su hermano la había llevado al clan para formar parte de la manada, a pesar de ser una simple humana.
Debía tranquilizarse; ya se encargaría de eso más adelante. Ahora lo que importaba era comenzar a movilizar su plan contra los dos reyes, quienes volvían a acercarse a donde se encontraban Lamash y Alexandra.
—Parece que todo está bien —expresó Sophie, soltando un suspiro de alivio.
—¿Entonces ya podemos verlos? —preguntó Alexandra.
—No, todavía no —respondió Antuan—. Los príncipes deben permanecer un rato más a solas.
Franchesca, abrazada a su esposo, seguía temblando tras haberse enfrentado a Elenwe.
—Alex, no podemos permitir que ese ser les haga daño a nuestros hijos. ¿Los has visto? ¿Son hermosos