El consejo volvió a reunirse tres días después de la salida de Aleckey con la monja a la frontera esta vez con un mensaje claro de su enemigo. Dos espías enviados a las tierras nuestras en donde se encontraba Draven habían sido encontrados sin vida. Peor aún, Draven no había ocultado su crimen; había enviado sus cabezas dentro de un saco ensangrentado hasta la fortaleza de Aleckey.
El ambiente en la sala del consejo era tenso. El hedor a sangre aún impregnaba el aire, y los lobos presentes contenían la furia en sus rostros endurecidos.
—Esto es un acto de guerra, Aleckey —gruñó Edrick, el cual es padre de Dimitri, con los nudillos blancos por la presión con la que apretaba el brazo de su silla—. Debes responder con fuerza. No podemos dejar que esto quede impune —incito a los demás para que reclamasen.
—¡Exige su ejecución! —bramó otro de los consejeros—. No podemos permitir que tu hermano siga desafiando tu autoridad sin consecuencias.
Los murmullos de aprobación llenaron la sala. Pe