KAELA:
Estaba tan emocionada por mi descubrimiento que olvidé toda precaución que debía tener contra Kaesar; en ese instante, me sentía como los niños que éramos antes de que la tragedia nos separara. Confiábamos ciegamente el uno en el otro, por eso le señalé el acertijo que formaba el cabello de mamá. Había visto cómo se iluminó cuando me fijé en él y vi las palabras que conocía muy bien.
—¿Lo ves, Ka? Es el acertijo. Lo encontré —dije, acariciando la pintura encima de donde estaba la mano de mi padre—. Ya podemos poner a salvo a nuestra gente.Giré hacia él al no sentir qué decía nada; estaba emocionado por mi explosión de alegría y porque lo había llamado como cuando éramos pequeños y nos llamábamos mutuamente "Ka". Pude percibir tambi&ea