KAESAR:
Me acerqué a ella con pasos deliberadamente lentos, controlando el temblor de rabia que amenazaba con desbordarse. Ella me observaba, alerta; pude ver cómo el dorado en sus ojos aparecía, anunciando que su loba estaba lista para enfrentarme. Pero no podía permitir que ella dominara; no, yo era un alfa dominante y, al menos, esperaba respeto de su parte, no sumisión.
—Kaela, comprendo todo por lo que estás pasando, pero hay un límite para lo que puedes decirme —respondí, tratando de calmarme. Tenía que establecer una base mínima de confianza entre ambos—. No busco otra cosa que limpiar mi nombre y el de mi familia. Pero mientras trabajamos para descubrir la verdad, debemos asegurar la protección de nuestras manadas. ¡Somos alfas, Kaela! Nuestra prioridad debe ser ellos.Ella me sostuvo la mirada sin miedo durante unos segundos que me parecieron eKAELA:Me quedé observando su mano tendida hacia mí mientras su pregunta rebotaba en mi mente. En mi deseo de salvar a mi manada, me había olvidado por completo de que sospechaba de él. ¿Le estaba entregando sin querer los secretos más valiosos que había guardado mi padre? Me levanté del sillón sin tomar su mano, notando cómo su rostro se ensombrecía ante mi rechazo.La incertidumbre se arremolinaba en mi interior como una tormenta sin tregua. ¿Estaba tomando la decisión correcta al mostrarle los secretos encerrados en la biblioteca? Mi padre había consagrado su vida a proteger nuestro linaje y las reliquias que resguardaban la magia de nuestros ancestros. Sin embargo, ante la mirada sincera de Kaesar, me sentí vacilar.—Kaela, no lo hagas —me advirtió mi loba Laila—. No le enseñes todos los secretos de nuestra manada, no todav&iac
KAELA:No respondí de inmediato; me senté despacio en el sillón del alfa. Giré la cabeza y respiré aliviada al ver a mi Beta Rouf en una esquina, quien me dedicó una mirada de apoyo. Los cinco miembros del consejo me observaban con diferentes grados de preocupación y desaprobación en sus rostros.—La manada necesita estabilidad —reconoció el anciano Marcus, uno de los más conservadores.—Y la tendrá —declaré con firmeza—, pero no de la manera que ustedes esperan.—Alfa Kaela —comenzó Marcus de nuevo—, nos han informado que planea abandonar la manada para irse con los Guardianes Reales.—Es cierto —respondí con decisión, sintiendo a Laila brindándome apoyo, haciendo que mis ojos se tornaran dorados—. Es una misión de búsqueda de respuestas. Mi padre lo deseaba as&iacut
KAESAR:Había salido de la habitación de Kaela para escapar del instinto de someterla allí mismo. ¡Era mi Luna, la pareja destinada a mí por la Diosa Luna! ¿Cómo se atrevía a amenazarme con rechazarme y estar con otro lobo? Eso era más de lo que podía soportar en calma. Me alejé por el pasillo hacia la habitación donde me había indicado que estaba mi Beta; necesitaba escuchar sus sabias palabras o me olvidaría de todo, le daría el control a Kian y me la llevaría a la fuerza.—No debemos dejar que nos rechace, Kaesar —escuchaba a Kian furioso en mi cabeza. No hay cosa peor para un lobo que sentirse rechazado—. Ella tiene que respetarnos, aunque sea una Alfa Real como nosotros. No toleraré más faltas de respeto de la humana de Laila.—Cálmate, solo está asustada y confundida; ya viste que estaba empeza
KAESAR:Otar negó con la cabeza. Había sido atacado con esa lanza cuando corría por el medio del bosque; alguien se la había lanzado y, como deseaba avisarme de lo que estaba sucediendo, logró escapar de sus perseguidores que, al ver que se aproximaba a mí, desistieron de seguirlo.—Pero sabes, creo que fue tu tío; me pareció ver a su lobo por unos instantes, pero, como te digo, quería llegar a ti antes de desmayarme —explicó nuevamente—. ¿Por qué lo preguntas?—Kaela recordó que su padre tiene un lugar protegido por magia donde se escondían, y yo también estuve recordando que papá me llevó allí de niño; era donde ellos dos se reunían para que nadie supiera que eran aliados —las memorias regresaban a mi mente con claridad sin que me lo hubiera propuesto—. Sabes que ellos eran mej
KAELA:Estaba tan emocionada por mi descubrimiento que olvidé toda precaución que debía tener contra Kaesar; en ese instante, me sentía como los niños que éramos antes de que la tragedia nos separara. Confiábamos ciegamente el uno en el otro, por eso le señalé el acertijo que formaba el cabello de mamá. Había visto cómo se iluminó cuando me fijé en él y vi las palabras que conocía muy bien.—¿Lo ves, Ka? Es el acertijo. Lo encontré —dije, acariciando la pintura encima de donde estaba la mano de mi padre—. Ya podemos poner a salvo a nuestra gente.Giré hacia él al no sentir qué decía nada; estaba emocionado por mi explosión de alegría y porque lo había llamado como cuando éramos pequeños y nos llamábamos mutuamente "Ka". Pude percibir tambi&ea
KAESAR:¿Arrepentirme de lo sucedido? No, no lo hacía. Ahora no había marcha atrás. El vínculo creado nos convertía en uno, en un mundo donde todo lo que nos rodeaba era una amenaza. La vi correr hacia el baño mientras me abrochaba el pantalón y trataba de esconder la marca en mi cuello. Aunque no estaba de acuerdo con la forma en que había sucedido, no estaba molesto.Ambos teníamos nuestras propias cicatrices y dudas, pero con la conexión sellada, estaba seguro de que ahora ella al fin vería que yo no había participado en nada y juntos podríamos enfrentar cualquier desafío que se interpusiera entre nosotros y el destino que nos aguardaba. Abrí la puerta justo antes de que mi Beta y el de ella la derribaran, pero no los dejé entrar.—¿Dónde está el mensajero? —pregunté a Otar, observando cómo Rouf trat
KAELA:La anciana miró a Kaesar con una mezcla de cariño y preocupación, como si estuviera a punto de revelarle un secreto que había guardado demasiado tiempo.—Lo sabrás cuando sea el momento —dijo mientras seguía ajustando la bufanda en mi cuello—. No todo es lo que parece, y el pasado guarda más de lo que puedes imaginar.Kaesar me miró intrigado, reflejando un mundo de preguntas que ambos temíamos formular. Levanté los hombros, señalando que no sabía de qué hablaba mi nana; a veces decía cosas que solo ella entendía.—Nana, ¿por qué siempre hablas en acertijos? —pregunté, apartándome suavemente de sus manos que no cesaban de acomodar mi bufanda.—No son acertijos, mi niña —respondió con esa sonrisa misteriosa que tanto la caracterizaba—. Son verdades que
KAESAR:Abracé a mi Luna con todas mis fuerzas. Estaba tan feliz de que nos habíamos marcado el uno al otro, y todavía no habíamos tenido tiempo de hablar sobre ello, dado todo lo que había sucedido. Por eso, la separé de mi cuerpo y la miré a los ojos con una sonrisa. —Antes de irnos, ¿podemos sentarnos un momento y conversar sobre lo que nos ocurre? Ka, acabamos de marcarnos y se supone que es el momento más feliz de nuestras vidas; nadie debería separarse en este instante. ¿Cómo te sientes? —pregunté, mientras la hacía sentarse a mi lado, sosteniendo sus manos con las mías. —Lo que debemos enfrentar no será fácil. Mi madre es una persona peligrosa, al igual que mi tío. También debemos cuidarnos de mi tía Artea y de mi primo Arteón, que ahora dirigen la manada de los Arteones. Sé que te has cr