FLASHBACK
Samuel toma la mano de Lara con firmeza, sus dedos largos y cálidos rodeando los de ella con una mezcla de decisión y posesividad.
La guía con seguridad a través del burdel hasta llegar a la puerta principal.
Los tacones desgastados de ella resuenan contra el suelo manchado, y aunque su corazón late con fuerza por la adrenalina, no se atreve a mirar atrás.
Hasta que la voz de Margaret irrumpe en el aire como un látigo seco.
—¿Qué crees que estás haciendo, Lara? ¿A dónde te crees que vas?
Samuel no se inmuta. Se detiene un segundo, suelta la mano de Lara y, con un movimiento elegante, saca un fajo de billetes de su chaqueta. Todos de cien.
Lo sostiene frente al rostro codicioso de Margaret, quien parpadea, confundida por un momento, hasta que el brillo del dinero le ilumina la mirada.
—A partir de ahora —dice Samuel con voz baja pero imponente— recibirás esta misma cantidad cada mes. Si no te interpones. Si me dejas llevarme a Lara y no vuelves a buscarla.
Margaret traga