EL DÍA ANTES
El celular vibra sobre la mesita de noche y Clara lo mira con desconfianza. El nombre de Samuel parpadea en la pantalla como una amenaza silenciosa. Sus dedos titubean antes de aceptar la llamada.
—Hola —responde, con voz apagada.
—Necesito hablar contigo. En privado —dice Samuel, sin rodeos.
Clara guarda silencio unos segundos. El recuerdo de las fotos, de su rostro al lado del de “Clara” en la gala benéfica, la oprime como una garra invisible.
—No creo que sea buena idea.
—Por favor —insiste Samuel, con una nota de urgencia inusual en su voz—. Solo te pido unos minutos. Te lo ruego.
Clara cierra los ojos. La imagen de Ethan aparece como un fantasma dolido y ella recuerda lo celoso que se puso cuando pensó que ella había asistido a esa gala con su hermanastro sin decirle nada siquiera.
Finalmente, con un suspiro vencido, accede.
—Está bien. Pero nos vemos en mi antiguo apartamento. Ahí nadie molestará.
—Ahí estaré. A la hora que digas.
Cuando Samuel llega, Clara ya está