Narra Chloë
El rostro de mi madre no se borraba de mi mente. Sus ojos vacíos, las venas ennegrecidas bajo la piel, el hueco en su mano donde antes debió estar la daga... Era ella, y al mismo tiempo no lo era.
La sombra la había reclamado, pero yo me negaba a perderla.
No podía hablar con Erik todavía, ni mucho menos con Darion. Si alguien se enteraba demasiado pronto, podrían decidir eliminarla sin más. Y aunque parte de mí entendía que era un riesgo para todos... la otra parte, la que aún recordaba sus abrazos cálidos y su risa al preparar la comida, se negaba a rendirse.
"Tienes poco tiempo, mamá... muy poco tiempo."
La voz de Elion en mi mente era un recordatorio punzante.
Me senté sobre mi cama, acariciando mi vientre. El peso del embarazo me agotaba, pero mi mente bullía de ideas y recuerdos. Si la sombra podía poseer, también debía poder ser expulsada. No era lógico que algo tan oscuro existiera sin un opuesto.
Y entonces lo recordé: los viejos textos que Darion guardaba en el a