Narra Olivia

Hay algo en su olor que no encaja.

No importa cuánta colonia use, cuántas veces trate de disfrazar su esencia... su cuerpo no puede mentirme. Lo huelo en su cuello, en su ropa, en el aire mismo que atraviesa la casa cuando abre la puerta. Es un perfume metálico, dulce y corrupto. Un perfume de muerte. Vampiro.

—¿Qué es lo que tienes que decirme? —le pregunto con la voz más firme que puedo, aunque por dentro me esté partiendo en pedazos.

Henrry se queda en silencio. Apenas parpadea. Su mandíbula se tensa, su mirada se escapa por detrás de mí, como si buscara refugio en una excusa que aún no ha inventado. Pero yo ya no soy la loba ingenua que se enamoró de él hace más de veinte inviernos. No. Ahora soy una madre herida, una guerrera traicionada, una hembra que siente que la marca de su mate se está pudriendo sobre su piel.

—¿Olivia...?

—¡Dime la verdad! —le grito sin poder contener la rabia, la frustración, el miedo. Lo empujo con fuerza y él apenas se mueve, como si ya no