Capítulo 700
Sus palabras fueron impecables, sin dejar espacio para rechazo. Al mencionar a Urso, Lorena dificultó aún más la posibilidad de que Domenico se negara. Él, satisfecho con Lorena, aunque lamentando que Urso no hubiera estado a la altura, suspiró y dijo:

—En cuanto a ti y Urso, no me entrometeré. Dejaré que ustedes, los jóvenes, decidan.

Domenico tomó el ginseng de las manos de Lorena con cuidado y se lo entregó a Chris, diciéndole:

—Manéjalo con cuidado, no vayas a romper ninguna raíz.

Chris lo recibió con un cuidado extremo, como si sostuviera un tesoro frágil. Sara, por su parte, forzó una sonrisa. Estaba arrepentida de haber insistido en ver el regalo en público, pues ahora Lorena había salido victoriosa nuevamente.

—Por favor, pasen —dijo Sara, con una sonrisa tensa.

Omar sonrió y guio a Lorena hacia el interior.

Cuando se fueron, Sara se acercó a Domenico y, mordiéndose el labio, dijo:

—Papá, ¿aún quieres que la señorita Suárez sea tu nuera?

Domenico suspiró con resignación:

—Claro
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