Polo le envió un mensaje y le preguntó si necesitaba ayuda.
Ella contestó rápidamente: —No, ahora vuelvo.
Recogió sus pensamientos y acababa de salir cuando vio a Mariana, que se había levantado con la intención de marcharse.
En el momento en que ambos se miraron, el rostro de Mariana cambió.
Sabía que Lorena acababa de oírlo todo.
L orena intentó pasar como si nada, sólo para ser agarrada por el brazo de Mariana, un poco nerviosa en su estoico comportamiento, con los ojos revoloteando:
—Señorita Suárez, ¿qué has oído?
Lorena estaba a punto de hablar cuando vio a Polo salir de ella.
Mirando a los dos hombres ligeramente, luego mirando suavemente a Lorena:
—Me preocupaba si estabas en problemas, pero por suerte estás bien.
Lorena, con su aire de ligereza y elegancia, habló con una sonrisa natural:
—Me encontré con un conocido por el camino y tuvimos una charla retrasada.
Polo miró su reloj, con movimientos tranquilos e indiferentes:
—Ya era hora, ¿te llevo de vuelta?
Lorena asintió.
Mar