Emma Brown ha firmado un contrato con el padre que jamás antes conoció. Su tarea: suplantar la identidad de su hermana gemela para contraer matrimonio con un hombre desconocido. Los rumores dicen que aquel poderoso y millonario hombre del que nadie conoce el rostro, es un hombre discapacitado y demasiado feo, razones por las cuales, se oculta del resto del mundo. Sin embargo, aquel hombre en silla de ruedas, es el más hermoso que jamás antes haya visto. Dante Morgan es un hombre receloso y frío, con un doloroso pasado que aun es un misterio, y que ha quedado condenado de por vida a estar en silla de ruedas. Necesitando una esposa para obtener su herencia y decidido a desenterrar aquellos secretos de su doloroso pasado, ha tomado a una impostora como su mujer y la ha descubierto en medio de su mentira. Un nuevo contrato se ha firmado, dos venganzas están en el aire y dos personas están dispuestas a todo para conseguir cobrar lo que se les debe. Celos, dolor y traiciones, serán parte del sendero de espinas que Emma y Dante tendrán que recorrer. Una esposa falsa, un matrimonio contractual, un mismo camino sinuoso y mil lagrimas que están por derramarse. ¿El amor surgirá en medio de la tempestad? ¿O sucumbirá ante la crueldad de la traición? Matrimonio por contrato con el paralítico de J. I. López, acompáñame a descubrir lo que les depara el destino a un hombre y una mujer eternamente rotos y heridos.
Leer másEl cielo nublado le hacia sentir aun mas miseria de la que sentía. Las gotas de lluvia comenzaron a caer una a una hasta cubrir en su totalidad la calzada por la que sus pasos cansados se apresuraban a llegar a aquellas oficinas en donde, una vez más, tendría una entrevista de trabajo. Las nubes grises presagiaban una tormenta, una de la que, quizás, Emma Brown no podría escapar.
Llegando al lugar, se sentó en uno de aquellos incomodos sofás mientras miraba la cantidad de mujeres que aspiraban al mismo puesto. Intentado no desanimarse, con ilusión, esperaba junto al resto de las chicas en aquella pequeña habitación esperando su turno para su nueva entrevista laboral, mientras oraba por esta vez conseguir el empleo que necesitaba con premura. Era un pueblo pequeño, no demasiado urbanizado, y, por supuesto, sin demasiadas oportunidades, alejado de la gran ciudad en donde algún día pretendía vivir. Esperanzada, miraba como las chicas iban pasando una a una mientras se acariciaba las manos con verdadera ansiedad, rogando por esta vez dar el bueno y conseguir hacerse con ese trabajo. Finalmente, su turno llegaba, y agarrando todo el valor que tenía, esperaba esta vez poder conseguirlo.
La entrevista había sido demasiado incomoda, y casi desde el momento en el que entro a hablar con esa mujer, supo que no le darían el puesto por la nefasta actitud de la mujer que la atendía y que no dejaba de mirarla de manera despectiva por la ropa desgastada que estaba usando, sin embargo, por su situación, no podía permitirse el lujo de nada más. Su animo nuevamente colapsaba por el suelo. Era la quinta ocasión en que fracasaba, que no “daba el ancho” en una entrevista de trabajo. Por supuesto, aun no concluía sus estudios universitarios y no vestía con ropa costosa, pero en verdad necesitaba encontrar un empleo con urgencia. Su madre, su adorada madre, cada vez estaba mas enferma y ella no tenia demasiadas opciones para poder ayudarle.
Su celular sonó casi al mismo tiempo en que le pedían salir de aquella oficina. Apresurándose a contestar, escuchó la voz de la enfermera que ya conocía, y que era quien casi siempre atendía a su amada madre.
—Señorita Brown, disculpe, se que esta ocupada, pero su madre ha sufrido un nuevo colapso, se ha desmayado, por favor, necesitamos que venga inmediatamente —
Aquella breve llamada la puso sobre alerta, era la tercera vez en esa semana que su madre sufría un desmayo, lo cual, solo podía significar que su delicado estado de salud, empeoraba terriblemente día con día sin que pudiese hacer nada para evitarlo ya que no contaba con el dinero para seguir pagando el tratamiento. Durante toda su vida, solo habían sido su madre y ella, aquella mujer que era su adoración, lo había sacrificado todo por ella, y perderla, no era una opción, tenia que encontrar un empleo antes que fuese demasiado tarde. Las lagrimas se le escapaban desde sus hermosos ojos avellanos, su cabello rubio se despeinaba con el viento que se colaba por la ventaba abierta del autobús, la lluvia mojaba un poco sus mejillas logrando esconder el llanto de frustración que no podía evitar dejar salir, su situación era desesperada, y rogaba a dios que, de alguna manera, eso cambiara pronto.
Llegando al hospital, se apresuro a buscar a la conocida enfermera de siempre. Recorriendo los interminables pasillos que ya conocía a la perfección, se sorprendió al no encontrar a su madre en el área de siempre. Finalmente, vislumbraba a la enfermera que le había llamado para visarle.
—Señorita Claire, gracias a dios, ¿Podría decirme en donde esta mi madre? — pregunto Emma con angustia al no mirar a su madre en las habitaciones para pacientes de siempre.
La enfermera le sonrió con amabilidad. — No se angustie señorita Brown, su madre ya se encuentra mejor, se le ha administrado el tratamiento correctamente, ahora mismo está descansando en el área VIP, puede pasar a verla si gusta hacerlo — respondió la joven con tranquilidad.
El rostro de Emma mostraba desconcierto, ¿Cómo era posible que su madre estuviera en el área VIP si ella no contaba ni bromeando con los recursos para pagar esa área? Durante 5 años, todo lo poco cuanto tenían, se había ido en pagar sus costosos tratamientos, y ahora mismo, ya no tenia dinero ni siquiera para pagar los medicamentos más básicos de los que necesitaba.
—Pero, ¿Cómo es posible? Yo no…
—Un generoso caballero ha pagado el tratamiento y su estadía en el área VIP, su madre esta bien atendida, no tiene nada de que preocuparse — interrumpió la amable enfermera intentado calmar los alterados nervios de la joven.
¿Un hombre? Emma se preguntaba ¿Quién podría ser?, durante todos esos años, ni un solo familiar o amigo las había ayudado, estaban solas, siempre sola, y no lograba ubicar a nadie que tan generosamente les tendiera la mano para brindarles ayuda, mas aun porque los tratamientos para la enfermedad que su madre padecía, eran de verdad demasiado costosos. Caminando entre dudas hacia la habitación en donde la enfermera le dijo que se hallaba su amada madre, pudo ver a un alto hombre que se hallaba de pie fuera de la misma como si la estuviese esperando. Mirándolo con desconfianza desde donde se encontraba, pudo notar como este estaba elegantemente vestido con un traje que seguramente valía mucho mas que la muy humilde casa en la que estaban viviendo. Dispuesta a saber quien era ese hombre, se acerco con desconfianza hasta quedar frente a frente.
—Al fin llegas Emma, te estaba esperando — dijo con un tinte de arrogancia plasmada en la voz aquel desconocido.
—Perdone, ¿Pero quien es usted y porque es que nos ha ayudado? — cuestionó Emma con desconfianza.
Aquel hombre dibujo una sonrisa torcida y cínica, mientras le extendía una hoja a la joven rubia.
—Desconfiada, una digna hija. Soy Everard Lloyd, y, mi pequeña Emma, soy tu padre — dijo con una calma escalofriante aquel hombre. — En esta hoja podrás ver la coincidencia genética, se que constantemente le donas sangre a tu madre y eso ha servido para poder realizar la prueba —
Emma, sintió que sus piernas le fallaron y amenazaban con hacerla caer al suelo. ¿Su padre? ¿Ella tenía un padre? En realidad, ella y su madre jamás hablaron sobre ese hombre, y, tan solo sabía que él había supuestamente muerto, aunque, ahora mismo estaba frente a ella, mirándola con una altivez despectiva que la incomodaba. Aquel tema de su padre jamás fue hablado, porque en realidad nunca hizo falta hacerlo. Aquella hoja decía la verdad, ese hombre desconocido era su padre biológico.
—¿Cómo? ¿Por qué razón aparecería justo ahora? ¿Qué es lo que quiere? — cuestionó Emma con un toque de agresividad y sin terminar de asimilar lo que estaba pasando.
—Me gusta que entiendas la situación, y que no vendría solamente para ser un héroe, veras Emma, vengo a proponerte un trato, hay un hombre, uno muy temido y respetado, este hombre, esta buscando a una bella esposa para compartir su vida con ella. Es un hombre importante, dueño de la empresa mas grande y valiosa de esta nación, ya puedes imaginarlo, es un magnate millonario, y tu Emma, serás la esposa perfecta para él — dijo aquel sujeto que decía ser su padre, con una frialdad que le provocaba a Emma un escalofrió.
—¿Casarme con desconocido? ¿Por qué razón haría algo semejante? — cuestionó Emma con enojo.
Aquel hombre sonrió con frialdad.
—Porque, pequeña Emma, yo puedo pagar el tratamiento completo para tratar el horrendo cáncer de tu madre, y, por supuesto, puedes negarte si así lo deseas y dejarla morir, pero se bien que no tienen dinero, que no has encontrado empleo y ni siquiera has concluido tus estudios universitarios, así que, tú decides, ¿Aceptaras y ayudaras a tu madre? ¿O la dejaras morir frente a tus ojos sin poder hacer algo al respecto? Es un hombre en silla de ruedas al que tendras que desposar, pero creo que es un pequeño precio para ayudar a tu madre — cuestionó Everard sin dejar de mirar a los ojos avellanos de Emma.
La joven miro aquella puerta de la habitación, detrás de ella, estaba descansando su madre, por esos momentos, no había dolencia que la atormentara y dormía plácidamente. Apretando los puños, entendía la situación. Con el tratamiento, su adorada madre tendría la posibilidad de seguir viviendo, y sin él, moriría demasiado pronto. Estaba en una encrucijada, ¿Casarse con un minusválido desconocido? ¿O perder al único ser que amaba en el mundo?
El tiempo, a veces, el mejor amigo, otras, el peor enemigo. Quizás, todo depende de quienes somos, de las cosas que amamos, las que odiamos, y, principalmente, de las cosas que hicimos. Para algunos, el paso de los años es una bendición, en la que ven sus dichas aumentando día con día, para otros, es solo un suplicio al que no le encuentran fin y que les vuelve mas pesada la vida.Eran ya 10 años los que habían transcurrido desde que un matrimonio se había firmado por contrato y un amor había nacido de manera francamente inesperada. Eran ya 8 años, en que Dante y Emma se seguían amando como aquel primer día en que descubrieron y admitieron lo que sentían por el otro.Dante, besaba a Emma esa mañana con la misma pasión que lo había hecho siempre, y Emma, le correspondía con el mismo fuego que había nacido dentro de ella desde ese momento en que por primera vez se entrego a él. Nuevamente, hacían el amor disfrutando el uno del otro. Dante besaba cada parte del cuerpo, a sus ojos perfect
—Con esta mano yo sostendré sus anhelos, tu copa nunca estará vacía, porque yo seré tu vino. Con esta vela alumbraré tu camino en la oscuridad y con este anillo te pido que seas mi esposa—Los ojos de Emma resplandecieron, y pronto, sus labios y los de su amado Dante, se habían sellado para siempre en un beso y fundido en una promesa que sus almas cantaron para la eternidad.—¡Felicidades! —Todos gritaban felicitando a los novios.6 meses habían pasado desde aquellos trágicos eventos que culminaron para siempre en aquel juicio que condeno a Ciacco.Emma miraba a sus amados rodeándola. Aquella era una boda sencilla, o mas bien, una fiesta de boda sencilla que Dante y ella estaban celebrando solo con sus seres más queridos aun y cuando ya estaban legalmente casados. Los rostros de todos aquellos que, bien o mal, los habían acompañado en el camino, estaban presentes llenándola de amor.—Esto es precioso Dante, todos los que nos importan están aquí, acompañándonos en este día tan especia
Oscuridad, quizás, era aquello lo único que había tenido en su vida miserable y completamente mezquina. La luz de la luna se colaba solo un poco entre los barrotes de la celda en la que se hallaba preso, condenado a pagar por todo lo que había hecho en su búsqueda de hacerse con lo que siempre debió de ser suyo.Acinado en aquella cama sucia, incomoda y fría, Ciacco no escuchaba nada mas que el silencio, y algún grito ocasional de algún preso que peleaba con otro. Estaba asustado, aterrado de lo que sea que le deparaba el destino en ese punto sin retorno en el que ya se encontraba…quizás, lo mejor…—¿Morir? ¿Es esa tu opción? No lograste que Dante te acabara, es una lástima, te tocara hacerlo por tu cuenta —Ciacco miro hacia aquella esquina oscura de su celda, y logro dibujar en medio de la penumbra, la silueta de Virgilio, su odiado hermano, que parecía estar burlándose y disfrutar mucho de su miedo y su dolor.—Lárgate, no quiero verte, todo esto es culpa tuya hermano, si no hubier
—Y en otras noticias, Ciacco Morgan, hijo del fallecido magnate multimillonario Alighiero Morgan, ha sido arrestado en Santorini, Grecia, con graves acusaciones sobre él. De manera extraoficial, se ha corrido el rumor de que estas acusaciones son de homicidio en grado de tentativa contra la esposa de Dante Morgan, Emma Brown, así como tambien lo involucran directamente con el homicidio en calidad de autor intelectual de su hermano Virgilio Morgan y su esposa, quienes fallecieron en un supuesto accidente…Emma miraba el rostro de Ciacco en la pantalla de aquel televisor en su cuarto de hospital. Aquel cruel hombre que casi logra acabar con ella y sus hijos, había sido entregado a las autoridades por Elijah y Zeus, mientras Dante se quedaba a su lado acompañándola.—Esta mañana, Dante Morgan finalmente apareció ante las cámaras para asegurar que si tío será debidamente llevado ante la ley para que responda por los crimines que ha perpetrado, así como tambien se habla de proceso judicial
El viaje a Santorini, Grecia, no era placentero bajo ninguna circunstancia. Gemma aún seguía derramando lágrimas de angustia por su adorada Emma. Conocía ya la historia que su amada hija le oculto. Emma había sacrificado mucho por ella, para pagar el precio que su salud le estaba exigiendo. Helena, su hija gemela de quien cruelmente la habían separado, yacía dormida a su lado en aquel vuelo de avión que le había pagado en primera clase, había rastros de lagrimas en sus mejillas, pues encarecidamente le había pedido perdón por lo que le había ocurrido a su hermana gemela, asumiendo toda la culpa de aquellos terribles acontecimientos debido a que, en primer lugar, ella se había negado a casarse con Dante Morgan, aquel hombre quien le había avisado de lo ocurrido a su Emma y a quien no conocía personalmente. Helena, además, le había asegurado que ese hombre amaba a su hija, y que ella lo amaba a él.Después de aterrizar, Gemma y Helena se habían encontrado en el aeropuerto con Everard Ll
El teléfono había sonado hacía mas de una hora. Dante, caminaba decidido, hecho una furia por aquel corredor. Mil pensamientos cruzaban por su mente, la muerte, era el primero de ellos. Deseaba matarlo, deseaba matarlo lentamente, acabar con ese miserable que había tocado lo que para el era mas sagrado no una, si no dos veces. Aquella puerta de hierro había sido abierta, revelando la miserable figura de Ciacco frente a él. Aquel hombre, el asesino de sus padres, la causa de que por tanto tiempo fuese un paralitico condenado al sufrimiento, y la razón por la cual su amada Emma se debatía entre la vida y la muerte, estaba frente a él, mirándolo con burla, con aquel mismo odio que le había demostrado siempre.—Veo que finalmente me encontraste sobrino, y veo que ya puedes caminar, eso es una sorpresa, ¿Quién lo diría? Esa día creí que tu también morirías, así estaba planeado, pero bien, eres como una cucaracha, muy persistente, y yo, estoy aquí, acinado como una rata miserable y sabiendo
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