La mañana comenzaba tranquila, su apuesto y flamante esposo, había recibido una visita inesperada la noche anterior y por ello habían dejado “pendiente” aquel acto vergonzoso que estuvieron a punto de hacer. Sentándose al borde de la cama, Emma se percató que Dante parecía no haber dormido junto a ella o se había levantado demasiado temprano y no supo como sentirse al respecto. Si se era sincera, comenzaba a acostumbrarse a despertar y que el hombre estuviera a su lado.
Estirando un poco sus músculos para despabilarse y terminar de despertar, tomo luego un agradable baño. Mirándose desnuda en el espejo, se sonrojo un poco al pensar en aquellas caricias salvajes y atrevidas que Dante le había dado la noche anterior y por un momento pudo imaginarse desnuda frente a él…para tener relaciones. Negando en silencio, se negó a pensar más allá, ella jamás había estado íntimamente con nadie, no porque no hubiese querido alguna vez, hubo muchos chicos que le habían gustado durante su temprana ju