Mundo de ficçãoIniciar sessão¿La conversación con Valentina hizo que Alejandro se sintiera tranquilo? No. En absoluto.
De hecho, se quedó sentado en silencio, mirando el techo oscuro de la habitación del hotel. El aire fresco del aire acondicionado debería haber sido relajante, la luz suave de la lámpara de noche debería haberlo adormecido. Pero el contenido de su cabeza no dejaba de dar vueltas: cada palabra que Valentina había lanzado se clavaba sin piedad.
¿Por qué insisto? La pregunta golpeaba una y otra vez.
Durante todo este tiempo, el deseo de divorciarse había sido claro. Casarse con Camila. Vivir feliz. Cumplir todos los sueños que se susurraban en la cama después de besarse. Antes, eso parecía el camino trazado.
¿Ahora? El camino estaba borroso.
Alejandro se cubrió la cara con las palmas de las manos. —No amo a Valentina... solo siento l&aacu







