-Fruncí el ceño al ver la acción de Jhon, sintiendo cómo la rabia se apoderaba de mi cuerpo. Sin pensarlo, levanté la pierna y lo pateé con fuerza en la espinilla.- ¡Suéltame, imbécil! –grité mientras retrocedía, recogiendo mi mochila del suelo con manos temblorosas pero decididas– No vuelvas a tocarme, pedazo de tonto.
Jhon se inclinó un poco por el dolor, pero enseguida empuñó las manos, claramente furioso. Su voz retumbó con ira:
–¡Demonios! –exclamó con los ojos inyectados de rabia– No vuelvas a alzarme la mano.
Reí, amarga y desafiante, cruzándome de brazos mientras lo miraba fijamente.
–Lo siento… pedazo de idiota –dije con sarcasmo.
Él relamió sus labios y avanzó, acortando la distancia entre nosotros.
–¿Crees que has ganado la batalla? –susurró, tomándome la muñeca con fuerza, haciéndome doler. Su mirada se tornó oscura, amenazante– He sido paciente contigo, pero ya no más.
..........–¡Suéltala, hermano, por favor!..........
Volteé al escuchar la voz. Suspiré hondo al ver que