44. Nuestra habitación
Margot
La casa es sencillamente hermosa, no hay otra manera de describirla. Al llegar a la puerta un hombre vestido de traje que se presentó como Richard, el mayordomo, se encargó de tomar nuestras maletas y entrarlas en la vivienda. Por Dios, yo tenía años de no ver un mayordomo, ni siquiera estaba segura de que la gente siguiera teniendo mayordomos en sus casas.
Además de Richard, pude ver un desfile de empleadas que llevaban sus uniformes perfectamente arreglados, moviendose de un lado para otro de la residencia, estaba totalmente anonadada, tanto que se me olvidó por completo disimular mi curiosa sorpresa en frente de Susana. Ella por supuesto no lo pasó por alto.
—Parece que te gusta lo que ves.— Su voz suave y melosa, me recuerda a una serpiente, de esas que se acercan sin hacer ruido y parecen mansas, pero que al final terminan atacando y matando sin piedad— Esta casa ha pertenecido a la familia Fairchield por al menos 200 años. Ha visto pasar a innumerables duques que hoy en