Jayden Bowen

Salimos de la casa pasadas las tres de la tarde y Margot trae una expresión que no logro descifrar, sigue viéndose feliz por el paseo, pero tengo la sensación de que hay algo que le molesta y bueno, teniendo en cuenta como empezó el almuerzo tiene todo el derecho del mundo a sentirse así, pero por alguna razón me veo queriendo borrar ese gesto de molestia de su rostro, ella le puso cara a mi madre, no se acobardó ante el duque y manejó a la perfección la presencia de Vanessa.

Por lo que, por primera vez, estoy tentado a tomar uno de los autos que Robert siempre dice que están a mi disposición, todos son autos de colección y tengo la sospecha que a la sexy pelirroja a mi lado le encantaría subir a uno.

—Está todo bien—Le digo ya fuera de casa, aún decidiendo si coger rumbo a la cochera o de primera salir y tomar un taxi— ¿Ha pasado algo?

Margot fija sus ojos en mí y me regala una sonrisa de dientes blancos y ojos brillantes que consigue borrar cualquier rastro de molestía