40. No me gustan las amenazas
Jayden Bowen
El beso es en lo único que he podido pensar durante los últimos veinte minutos que llevamos sentados en el avión. Y el hecho de tener a Margot sentada a mi lado, con sus labios hinchados y rosados, y aun con un leve rubor marcando sus mejillas pecosas, solo hace que me den ganas de volver a estampar mi boca sobre la de ella.
Técnicamente podría hacerlo pues es mi novia, por mucho que ella me haya aclarado después de haberla besado que era una novia falsa, si queremos fingir bien debemos ser realistas, eso también lo dijo ella. Pero tampoco quiero espantarla, hace un rato cuando Martín nos interrumpió, pude ver como su rostro fue pasando de una expresión a otra: deseo, sorpresa, decepción y finalmente rabia.
Sinceramente no creo que ella esté enojada conmigo por haberla besado, o bueno puede que sí lo esté un poco, pero no creo que esa sea la verdadera razón detrás de su enojo. Le doy una mirada de reojo solo para verla ignorar mi presencia olímpicamente. Lo que creo es q