Me despierto deseando el calor de mi esposo y extiendo mi mano buscándolo. Después de una noche tan intensa y apasionante donde bailamos y fuimos felices, siento el deseo de sentirlo un poco más, toda la noche no fue suficiente. Él me dijo tantas cosas llenas de romanticismo, cosas muy bonitas e importantes para mí. Despierto deseando sentirlo, y al palpar la cama varias veces no logro encontrarlo y abro los ojos.
Los rayos del sol atravesaban las puertas del balcón, ya era un nuevo día y al no ver a mi esposo en la habitación, pensé que tal vez había bajado a desayunar. Él suele comer bastante y a mí me gusta dormir. Me coloco ropa y salgo de la habitación en busca del amor de mi vida.
—¡Buenos días!— espeto viendo a alguno de los lobos y emanando luz y felicidad, hoy era un buen día.
—¡Jade!— espeta Arlo. Mi hermana estaba sentada bajo el sol, solitaria y él estaba a su lado, por lo que vi le estaba ofreciendo una flor.
—¿Dónde está mi esposo?—preguntó al no verlo ni sentirlo, mient