Capítulo 15: No Existe Para el Mundo.
Cada mañana, Lía salía temprano con Lucía en brazos. Recorrió calles enteras tocando puertas en busca de empleo, y aunque jamás lo había imaginado para sí misma, terminó aceptando limpiar casas. No era lo que había soñado después de años de estudio, pero al menos le permitía ganar su propio dinero y, sobre todo, mantenerse lejos de las miradas acusativas de su madre. Fuera de casa, aunque con un trapo en la mano, respiraba un poco de libertad.
Pero los problemas de Lía apenas comenzaban. Una tarde, mientras terminaba de ordenar una sala, la dueña de la casa se acercó con gesto preocupado.
—Tu niña no se ve bien —dijo en voz baja—. Creo que tiene fiebre.
Lía giró de inmediato hacia la pequeña. Al tocarle la frente, sintió miedo: Lucía ardía en fiebre alta. Sin pensarlo dos veces, salió apresurada y tomó el primer taxi que encontró rumbo al hospital más cercano.
Allí la atendieron de urgencia. Los médicos le pidieron los documentos de la bebé y fue entonces cuando Lía se dio cuenta del