Daniela sintió cómo el aire se volvía denso a su alrededor. Su corazón martillaba con fuerza contra su pecho, pero se obligó a mantener la mirada fija en Víctor. Él estaba sentado, con el cigarro entre los dedos y el vaso de whisky a medio beber sobre la mesa. La luz tenue del estudio hacía que su expresión pareciera aún más sombría y, aunque ella amaba a este hombre, sabía que podía ser tan oscuro como ninguno.Pero ¿realmente quería ver ese lado completamente?—Cada uno de los miembros de esa casa será investigado —Víctor reiteró con voz grave cuando Daniela se quedó muda—. Incluyendo a mi madre y a la tuyaDaniela tragó en seco. No era una sorpresa que Víctor hubiera ido un paso adelante, pero, ahora mismo, ella sabía que la madre de Víctor no encajaba en esa lista, pero sobre todas las cosas… ¿A su madre?Así que algo en su interior se tensó.—¿Por qué mi madre? Ella es la víctima, está muerta… —preguntó con voz apenas audible.Víctor dio una última calada al cigarro y exhaló el h
Daniela alzó el mentón cuando la mirada de Víctor se volvió intensa. Había algo en ella y en su tono de voz, que la hacía sentir atrapada entre el miedo y la fascinación. Había conocido la oscuridad de Víctor a medias, pero nunca la había enfrentado tan directamente.Sin embargo, si él sacaba el tema a relucir, es porque iba a mostrársela, así que no podía seguir evitando esa realidad.—Tú… eres diferente. Siempre mostraste este rostro, pero no mi madre, no puedes compararte en la misma situación. Yo te conocí así, en cambio, ella —murmuró, apartando la mirada—. Ni siquiera quiero tocar nuestros puntos ahora…Víctor esbozó una sonrisa irónica y tomó de nuevo su cara de forma posesiva.—Pero lo haremos.Daniela cerró los ojos por un instante y tomó aire profundamente.—Víctor…—Pregúntame…Daniela lo miró por un instante, sabiendo que él no dejaría el tema a medias y luego asintió de forma lenta.—¿De qué…? ¿De qué serías capaz?La sonrisa de Víctor se dibujó completamente en su rostro
Daniela despertó nuevamente antes que el amanecer. El cuerpo de Víctor seguía junto al suyo, tibio, fuerte, su respiración acompasada en la penumbra de la habitación y ella sonrió delineando su espalda.Se deslizó con cautela fuera de la cama, evitando despertarlo. Caminó hacia el baño, cerró la puerta y apoyó las manos en el lavabo. Observándose en el espejo, ella había cambiado significativamente.Se puso una ropa cómoda y bajó a la cocina. La mujer que siempre les cocinaba estaba allí, pero ella quería sorprender a Víctor y a sus hijos con un buen desayuno.Se puso de acuerdo con Dana para algunas cosas, y preparó todo con sus manos.Cuando terminó, le escribió unos mensajes a Melissa, y cuando ella no respondió, estuvo a punto de llamarla, pero sus hijos corriendo, y Víctor, apenas vestido con un pantalón, hizo que dejara su teléfono.—¡Mami!—Buenos días —ella se agachó para recibirlos.—Papá, nos dijo que habrá una boda pronto, ¿es cierto? —Daniela alzó la cabeza para ver a Víct
Daniela colgó la llamada con Melissa y dejó el teléfono a un lado. Desde hace varias llamadas la sentía extraña, pero no iba a cansarla con este tema. La ciudad se deslizaba a través de la ventanilla del coche mientras se dirigía a su reunión con Víctor. Los días habían pasado y se habían convertido en semanas. Semanas silenciosas y llenas de mucho suspenso sobre las investigaciones de su madre.La rutina ya se había establecido: los mellizos recibían educación privada en la mansión, y en los medios comenzaban a circular rumores sobre Víctor Vanderbilt y su presunta relación, así que era solo cuestión de tiempo para que la gente supiera que ellos estaban juntos y tenían dos hijos.Se preguntó qué clase de palabras se publicarían en las revistas, o qué tipo de cosas iban a decir de ella, pero ahora le importaba menos. No se iba a molestar en corregirlos si resultaban no ser ciertos.El vehículo se detuvo frente a un imponente edificio que tenía el sello de Víctor por donde se veía. Da
Daniela estaba un poco molesta por sus formas, pero no dijo una sola palabra, ella solo quería un nombre, ir por esa persona, que pagara con la justicia lo que le habían hecho a su madre, y, sobre todo, mantenerla a kilómetros de ella y su familia, eso quería.Sus pasos resonaban en el pasillo mientras intentaba calmar la ira que le hervía por dentro. No podía entender por qué Víctor quería hacer un espectáculo de esto en lugar de simplemente dar con la persona responsable y hacerla pagar. No necesitaba una escena pública ni una cena de confrontación. Quien había cambiado el informe había permitido que la muerte de su madre fuera silenciada, y había ocultado la verdad.Salieron del edificio sin cruzar palabra, y una vez en el coche, Daniela soltó el aire mientras sintió cómo los dedos de Víctor le tomaron la mano.—A partir de mañana comenzarás a trabajar en todos mis negocios. Serás la directora ejecutiva de sistemas, y lo haré realidad en una reunión. Debes saber que poco me present
Daniela no durmió bien esa noche.A pesar de haberse recostado en el pecho de Víctor y haber sentido por unas horas el consuelo que solo él podía darle, su mente no dejaba de repetirse una y otra vez: "El viernes… el viernes lo sabremos todo."Se levantó temprano, incluso antes que los niños. Caminó por la habitación en silencio, y fue hasta la terraza para mirar el cielo plomizo. Parecía que incluso el clima estaba anticipando lo que venía. Las nubes no presagiaban lluvia, pero sí ese tipo de pesadez que te oprime el pecho sin que sepas por qué.Cuando regresó a la habitación, encontró a Víctor terminando de colocarse los gemelos de la camisa blanca. No vestía como solía hacerlo para los negocios; ese día parecía más sobrio, más oscuro.—¿Vas a salir? —preguntó Daniela, con la voz aún ronca de la madrugada.Él la miró por el espejo y asintió.—Hoy cerraré algunos acuerdos antes del viernes. No quiero cabos sueltos, ni nada de distracciones. ¿Prefieres que comencemos el lunes con el t
—¿Vamos a esperarlos despiertos? Dicen que vamos a tener cine… —Víctor sonrió y negó batiendo el cabello de sus hijos.—No, vamos a llegar tarde.—¿Están planeando lo de la boda? —Mateo preguntó con interés y Daniela negó también.—Tendremos una reunión de trabajo, luego, vamos a planear lo de la boda.—Está bien —Mateo le picó el ojo y luego Adriano se adelantó para tocar su vestido.—Estás muy hermosa, mamá, muy bella…—Tienes toda la razón —Víctor se puso al lado de Adriano y barrió su mirada por Daniela—. Está preciosa.—También pienso que estás bella, mami —Daniela tomó sus mejillas y negó.—¿Qué haré con tantos halagos? —Todos se rieron y ella se despidió de sus ojos para darles instrucciones tanto a ellos, como a sus cuidadoras.Kosta se quedará vigilando la casa como de costumbre, y algunos hombres los escoltarían hasta la cena, que aún Daniela no sabía dónde sería.Caminó en sus sandalias costosas, y se sintió segura con su vestido. Había recogido su cabello en un moño elegan
La mesa quedó en un silencio sepulcral.Solo el sonido de los cubiertos contra los platos, y el respirar agitado de Titus lo rompía.Daniela no se movía. Sentía el calor en la nuca, las manos heladas, la mente viajando hacia un solo pensamiento: ¿quién?—Eso es imposible —musitó él como si estuviera muy cansado, rompiendo el silencio con voz temblorosa—. Marcela no fue envenenada… No… eso… eso es una mentira, Víctor. Nadie de mi familia podría hacerlo, porque ella estaba bajo mi protección.—¿Estás seguro de eso? —preguntó él con tono grave, ladeando la cabeza. Su copa de vino descansaba intacta frente a él, mientras Daniela apretaba las manos sobre su regazo.Titus parpadeó, perdido, como si su mundo también se viniera abajo. No hablaba con la seguridad que lo caracterizaba.—Si tienes estas pruebas, sabrás quién es… ¡Dilo ahora!Titus se levantó mientras Daniela veía cómo todas sus esposas estaban a la expectativa.Amelia tomaba las manos de su madre Antonella, mientras que Sofía pa