Punto de vista de Olivia
Raquel no podía creerlo. Su rostro perfectamente compuesto se desmoronó en incredulidad al ver la escritura de propiedad en manos del oficial de cumplimiento.
—Esto no puede estar bien. —Balbuceó, mirando a Diego con los ojos muy abiertos. —¡Dijiste que esta villa era tuya!
El rostro de Diego se puso pálido. La mentira en la que había vivido quedó al fin al descubierto ante la mujer a la que intentaba impresionar.
—¿Diego? —Raquel le sujetó del brazo, con sus uñas impecablemente arregladas hundiéndose en su manga. —¡Diles que es un error!
Marcos, el oficial al mando, carraspeó incómodo.
—Señora, las escrituras de la propiedad indica claramente que esta villa pertenece únicamente a la Dra. Valdés. No hay ningún error.
Óscar comenzó a llorar, su pequeño cuerpo temblaba mientras intentaba mantenerse de pie sobre su pierna buena.
—¡No pueden echarnos de nuestra casa! ¡Papá, dile que no puede hacer esto!
Mi corazón se encogió al verlo llorar, pero me obligué a mante