Capítulo 0120
Leandro entró en la habitación. Luna, instintivamente, se encogió en la cama, asustada.

Leandro se acercó hasta el borde de la cama, y fue entonces cuando Luna se dio cuenta de que en sus manos sostenía un tazón de gachas. Al percibir el aroma de la comida, su estómago no pudo evitar emitir un sonido de hambre; realmente estaba hambrienta.

Ella tomó el tazón entre sus manos. Las gachas eran muy tentadoras, cocinadas con carne de res desmenuzada y acompañadas de camarones frescos, vieiras, verduras y más. Solo con mirarlas, su apetito se despertó. No pudo evitar tragar saliva.

Sin embargo, cuando intentó comer, se dio cuenta de que sus dedos temblaban, y no podía sostener la cuchara; se le resbalaba varias veces. Se sintió muy avergonzada, incapaz de sostener el tazón o la cuchara.

Leandro le lanzó una mirada; en sus muñecas había marcas rojas, resultado de haberse apretado demasiado al luchar.

Él frunció el ceño. De repente, le quitó el tazón de las manos.

Luna exclamó: —Eh, yo, aún no
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