Capítulo 59

Su mano se extendió por más de diez segundos, hasta que, como si hubiera deseado justo eso, se encontró con un abrazo algo frío. Al instante, su cuerpo se sintió suspendido en el aire y la levantaron por completo.

“La versión de Guillermo en este sueño, la más desinhibida, parecía ser muy tierna.”

Miranda se acurrucó más en su abrazo, y todavía con los ojos cerrados, balbuceó a modo de aviso:

—Me bajó.

El mensaje oculto era claro: “Ni se te ocurra intentar nada.”

Él no tenía idea de lo que pasaba por su mente. Al escucharla decir en sueños que "le había bajado", lo primero que se le ocurrió fue que lo mejor sería no ensuciar las sábanas. Al instante, tomó una manta del armario y la colocó debajo de ella.

En estos tiempos, es probable que no queden muchos jefes tan considerados con el personal de limpieza de los hoteles.

Después de acomodar a Miranda, Guillermo intentó levantarse, pero cuando ella se sentía mal, se ponía muy pegajosa. Lo tenía abrazado del cuello y no lo soltaba. Tuvo
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