Miranda le indicó al chofer que se dirigiera directamente al edificio corporativo de Corporación Legado. El paisaje pasaba volando por la ventanilla, pero ella no tenía el menor interés en admirarlo. Abriera o cerrara los ojos, un torbellino de imágenes de su matrimonio con Guillermo no dejaba de repetirse en su mente.
Había pensado en avisarle primero a Guillermo.
Pero al abrir Whats, recordó que lo había eliminado de sus contactos. Y no había ninguna solicitud de amistad nueva de su parte.
No debería haberla, claro. Ni siquiera sabía por qué había entrado a revisar con esa absurda esperanza.
Se puso a pensar si de verdad existían cosas predestinadas. Como, por ejemplo, que ella y Guillermo no estaban hechos el uno para el otro.
Recordaba que cuando eran niños y él recién había llegado al vecindario de su infancia, le había parecido que ese chico mayor era guapísimo. Así que, haciendo un esfuerzo inusual en ella, había intentado ser amable con él varias veces, incluso compartiendo su