Auracio
Ella me mira y estalla en llanto.
- No llores, ¿qué está pasando?
Veo a todos conteniendo la respiración. Están sorprendidos de verme tan compasivo, yo también.
- Me llamo Sibelle,
- Bella Sibelle, hum...
- Fui secuestrada con mi amiga.
- ¿Qué? ¿Desde cuándo te dedicas al secuestro, "Oumada" (nombre de la baronesa)?
- Yo... yo... titubea.
- ¿Qué? ¿Ahora secuestras chicas?
- No, no sabía...
Saco mi pistola y le disparo en la pierna, ella grita, cae al suelo y se agarra la pierna.
- ¿Quién las secuestró?
- ¡Fue Enrique! Dije que no estaba de acuerdo, pero no me escuchó.
- Llama a Enrique, grito.
Unos momentos después, él entra en la oficina.
- ¿Quién te dio la orden de secuestrar a jóvenes? Le pregunto muy enojado.
Se lanza a mis pies, pidiendo clemencia. Le disparo en el hombro, luego en el pie.
- ¿Desde cuándo dura esto?
- Es la primera vez, señor.
- Bien, sepas que será la última.
Le disparo en la cabeza, cae muerto a los pies de Oumada, ella me mira suplicando por su vida, la miro a los ojos:
- Nunca debiste hacer esto.
Le disparo otra bala en la cabeza.
Cuando el cuerpo de la baronesa cayó al suelo, Sibelle comenzó a gritar, se agarró la cabeza.
- Por favor, por favor, no me maten, no me maten, por favor.
Me acerqué a ella y la abracé.
- No te preocupes, no te pasará nada, ¿de acuerdo? Cálmate, vamos, cálmate.
Ella siguió llorando.
- No nos hagan daño, no nos hagan daño, por favor, libérenme, por favor, por mis padres que me necesitan. Estoy segura de que están buscándome, me buscan por todas partes, por favor, ayúdennos, déjennos ir, se los ruego.
- No podré dejarte ir así, bella Sibelle, no podrás salir de aquí. Es cierto que no estamos acostumbrados a secuestrar a jóvenes, pero ya has entrado en este mundo y no podrás salir tan fácilmente. Lo que puedo hacer por ti ahora es mantenerte viva, en buena salud, y por el resto, ya veremos.
Pero liberarte, eso nunca, no te haré daño, pero no podrás irte, así que cálmate, ¿de acuerdo?
- Mario, pide a tu amiga que vea quién es la mejor opción para reemplazar a la baronesa.
La amiga de Mario entra en la oficina con una joven de unos 25 a 30 años.
- Buenas noches, señor, le presento a Angela, creo que será la mejor opción para reemplazar a la baronesa, trabaja aquí desde hace 5 años.
- Está bien, como tú la elegiste, creo que es una buena idea, pero si no hace bien su trabajo, será contigo con quien tenga que lidiar.
- No hay problema, señor, estoy segura de que podrá hacer bien su trabajo.
- OK, pueden retirarse y que la subasta comience, yo estaré en la oficina para seguir.
- De acuerdo, gracias, buena noche, señor.
Ellas salen de la oficina.
Mario regresó después de dejar a las chicas.
- ¿Qué vas a hacer con las chicas? me pregunta.
- No lo sé, pero no pueden volver a sus familias. De lo contrario, podrían denunciarnos y eso no es bueno para los negocios. Podríamos encontrarles algo que hacer.
Siempre necesitamos mano de obra. Les encontraremos un trabajo en la organización.
¿Qué opinas?
- Sí, no es una mala idea. - Bien, pero Sibelle no formará parte de las demás. La traes esta noche a casa. - ¿Qué? ¿Dónde la vas a poner, con tus amantes que ya están en tu casa?
- Pensaré en la situación, le encontraré una tarea que hacer en casa. Pero no podrá irse, no sé qué siento por esta pequeña joya. Su imagen no me deja la cabeza desde que vi su foto en mi teléfono.
No sé cómo explicar lo que siento por ella, es bastante doloroso y tan intenso. No lo entiendo. No sé qué me pasa.
- No te preocupes, ¿por qué no le hablas? Intenta convencerla. Sabes que tu prometida viene a visitarte la próxima semana. ¿Dónde vas a poner a tus 2 amantes?
- ¿Quién te dijo que quería esconderlas? Ella ya sabe que no soy un hombre para una sola mujer y, incluso cuando nos casemos, sabe que siempre tendré amigas. No sería una sorpresa para ella.
- Pero cuando se casen, ¿cómo harás con todo esto?
- Estoy pensando en la situación. Creo que le daré a cada amante una casa no muy lejos de la mía. No habrá nadie más en la casa aparte de mi esposa, los guardias, los empleados y yo. Creo que es una buena solución, cada una tendrá su propia casa. Serán mucho más autónomas.
Aïcha es muy sumisa por naturaleza. Sería mucho más fácil poder enviarla a otro lugar.
Jenifer, por otro lado, es de fuerte carácter, que logro controlar, si no está de acuerdo, podrá regresar a su casa. Saben que me casaré pronto. Ya no serán las amas de casa, además, Jennifer, por su parte, gestiona mi casino, tiene el 30% de las ganancias al mes.
Aïcha es la gerente de mi hotel de cinco estrellas, también tiene el 30% de las ganancias al mes. El día que me separe de ella, podrán irse con los bolsillos llenos.
- No es falso, creo que eres muy generoso con ellas.
- Es cierto, creo que Sibelle se convertirá en mi sumisa, será mi esclava 24 horas al día. Creo que es una buena solución. En lugar de que cada vez los sirvientes suban a mi suite para molestarme, Sibelle podrá encargarse de la limpieza y de todo lo que me concierne personalmente. Espero que acepte, de todos modos, no tiene otra opción, hará lo que le pida que haga.
- Espero que sí, parece bastante asustada, creo que sería muy fácil para ti que acepte tus convicciones.
- Yo también lo espero.