Capítulo 10: solo la muerte...
Sibelle
Él toma asiento a la mesa y a su derecha hay una mujer muy hermosa, rubia y con un buen busto, pero no tan generoso como el mío. Ella está muy bien maquillada, un poco demasiado para mi gusto; debe ser Jenifer. A su izquierda hay otra también muy bella, con el cabello negro cortado en un bob; no tiene un gran busto, pero tampoco es demasiado pequeño.
- Aïcha, por favor, ¿puedes ceder tu lugar a Sibelle?
- No hay problema, señor.
- Gracias, tesoro.
La veo sonrojarse de placer, ella se sienta en la silla al lado. Él me dice que tome asiento.
- A partir de hoy, este será tu lugar, me dice.
- De acuerdo, señor.
Me siento a su lado.
La gobernanta entra con los brazos llenos de comida, acompañada de otras dos mujeres que también traen comida. Hay de todo: ensaladas de frutas en abundancia, tocino, huevos revueltos, huevos cocidos, vasos llenos de jugo.
- ¿Hay otras personas que van a venir a comer? pregunto.
- No, es solo para nosotros.
- Es mucho.
- Te acostumbrarás. Apresúrate, te