Mundo ficciónIniciar sesiónValeria seguía paralizada.
El agua aún caía en gotas gruesas desde la mano que Sofía había usado para arrastrarla, pero su hermana ya estaba fuera de la piscina, temblando en el borde con el vestido pegado al cuerpo, fingiendo una fragilidad que a muchos les despertó instinto protector.
A todos… excepto a los que realmente habían visto lo ocurrido.
Salvador Reverte llegó primero, rojo de furia, sin siquiera mirar a Sofía más que para confirmar que respiraba. Ni una mano extendida, ni un gesto de ayuda. Su atención estaba clavada únicamente en Valeria, con ese odio crispado que solo los cobardes reservan para el objetivo más







