La mayoría de los presentes se quedaron tan en silencio como él ante la interrogante que todos tenían. ¿Cuál era el deseo que Giorgio De Lucca quería que su hijo cumpliera para tomar su legítimo lugar como CEO? ¿Por qué?
Se quedaron pensativos, intentando dar pistas o ideas sobre la última voluntad escrita del difunto director ejecutivo. ¿Qué más podría hacer que no haya hecho o creado hasta ese momento? Todos sabían que era capaz, muy estratega y un genio de los negocios. El imperio Golden Earth había triplicado sus sucursales gracias al cuidado y guía del joven heredero. Siendo así, ¿qué más podría pedir? Dinero, acuerdos, acciones… no le hacían falta.
—¿Qué es lo que quiere que haga? —preguntó Valentino, cortando el ambiente denso que se había formado en la sala.
—Que te tires de un puente sería lo ideal para que no sigas pisoteando mi camino —comentó Vittore, de mal humor y con los brazos cruzados.
El hermano mayor lo fulminó con la mirada. No veía en él regocijo, solo amargura, y