Capítulo 86

– Charles Schmidt

Y entonces supe que tenía que hacer algo.

No por mí. No solo por Rebeca.

Sino por ellos. Por lo que aún podía salvar.

Miré a mi hijo y le dije, con voz suave:

—Ve con tus hermanos, Aiden.

Él asintió y salió del despacho. La puerta se cerró lentamente detrás de él, dejando un silencio pesado.

Me quedé de pie, mirando el escritorio.

¿Será verdad que Rebeca se enamoró de mí?

Y yo… ¿Todo este tiempo estuve equivocado?

Quizá Aiden se confundió. Los niños a veces malinterpretan las cosas. Tal vez Rebeca no lloraba por mí… sino por la situación que vivía.

Me voy a volver loco.

Dios mío… ayúdame a solucionar este enredo.

Ahora ella se va a casar con ese hombre… y si siempre fue a Julián a quien amó…

No, tengo que averiguarlo.

Tomé mi teléfono y marqué el número de Rosa, la mejor amiga de Rebeca. El tono sonó varias veces hasta que contestó:

—¿Aló?

Suspiré.

—Hola, Rosa… ¿Cómo estás? Sé que es extraño que te llame, pero… quiero hacerte una pregunta.

Ella guardó silencio unos
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