Después de ese momento con Fabián, mi corazón no paraba de pensar en él, en su mirada, en sus palabras que sentía de verdad, de arrepentimiento, pero ¿de qué valían? A pesar de la extraña sensación al recordar su mano en mi muñeca y lo cerca que sus labios estuvieron de los míos, todo era muy confuso.
Sin embargo, al final nada importaba. Era parte del Luxury y de cualquier hombre que quisiera contratarme. De nuevo sentí que había tocado fondo, que no tenía salida y simplemente deseaba retroceder el tiempo a ese instante en donde me vi tentada a ser parte de ese lugar.
Volví al hospital con la esperanza de que mi madre al fin saliera de ahí, no iba a ser capaz de soportar otro encuentro con Beltrán. Mi cuerpo estaba sucio, marcado para siempre, pero igual no podía más. Al entrar a su habitación, la vi sentada en una silla de ruedas y junto a ella, mi padre sosteniendo su maleta. Aunque la tristeza era mi nombre en ese instante, al verla, sentí una felicidad en mi pecho que no podría d