Había tocado fondo desde que había aceptado ser parte del Luxury, pero ahora ya no había vuelta atrás. De nuevo, sin ningún tipo de filtro ni espera, debía atender a un nuevo cliente, y esta vez, podía significar verdaderamente acabar con Amanda Castillo.
―Hola, mi nombre es, Erick Powell―dijo un hombre joven, de cabello castaño y ojos verdes.
―Hola, Amanda―dije alzando mi mano con un poco de miedo. La besó, me miró y me tomó del brazo, mientras sostenía en su otra mano una llave con el número nueve.
Llegamos a unos elevadores dentro del Luxury, marcó el S3 (sótano 3) y mientras descendíamos, se mantuvo distante, sin siquiera observarme. Parecía saber exactamente lo que hacía y lo que quería.
El elevador abrió sus puertas, extendió su mano para que saliera delante de él, obedecí y de nuevo me tomó del brazo. Llegamos a una puerta negra con el número nueve de color dorado y sentí que mis piernas no iban a querer entrar. Sentía miedo de ver qué había detrás y de lo que él sería capaz de