ARIA
Caminé sin rumbo fijo después de salir de la biblioteca. Mi corazón aún latía con fuerza, pero no era solo por la ira. Las palabras de Gema se repetían en mi cabeza una y otra vez:
"Si el Comandante no te acepta completamente y no te marca… No eres nadie."
Apreté los dientes. ‘¿Por qué me afectaban tanto sus palabras?’ No era la primera vez que alguien ponía en duda mi lugar en esta manada, ni sería la última.
Pero… esta vez sentía que me estaba afectando más profundamente.
Regresé a mi habitación con una sensación incómoda en el pecho.
Me tumbé de lado, mirando la puerta como si esperara que en cualquier momento se abriera. Pero no pasó.
El Comandante esa noche no apareció.
‘Él dijo que iba a venir todas las noches… ‘
Traté de razonar. De decirme que estaba ocupado, que no significaba nada. Pero la duda se instaló como una sombra pesada en mi pecho.
Y, por más que intenté ignorarlo, una idea se abrió paso en mi mente como una herida que no deja de sangrar:
"Está con otra."
Me