SEIK
Los últimos días habían sido agotadores.
Reuniones, entrenamientos, misiones en el bosque ,asuntos administrativos… Apenas había tenido tiempo para respirar y mucho menos para dormirmás de dos horas. Pero, aun con todo ese caos, mi mente siempre encontraba la forma de desviarse hacia ella.
Aria.
Me gusta estar con ella. Me gusta la forma en que llena los espacios sin esfuerzo, la manera en que su mirada se enciende cuando discutimos, el sonido de su risa cuando habla con el pequeño.
Me gusta verla en mi cama.
Estos últimos días habían sido jodidamente largos sin ella en mi cama.
Estaba sumido en mis pensamientos cuando una voz me sacó de golpe.
—Hermano...
Me detuve y me giré.
Melia estaba ahí, con los brazos cruzados y una expresión seria en el rostro.
—¿Qué pasa? —pregunté, sin paciencia para rodeos.
—Es sobre Aria.
Mi atención se afiló de inmediato.
—¿Qué ocurre?
Melia suspiró, como si no estuviera segura de cómo decirlo.
—La he notado extraña estos días. Se ve