Verdades a medio susurrar (2da. Parte)
El mismo día
New York
Galvin
Enfocarte en desterrar a un inútil es como extirpar tejido muerto: no duele, pero apesta. Y yo no soy de los que dudan frente a la podredumbre. Se corta, se quema, se arranca de raíz sin importar las cicatrices que queden después. ¿Qué son las cicatrices sino trofeos de mi precisión? Recuerdos grabados en la piel de que fui yo quien tuvo la voluntad de hacer lo que otros jamás se atrevieron.
Parker… pobre imbécil. Vive convencido de que puede darle a Violet algo que nunca estuvo en sus manos. ¿Cariño? ¿Protección? ¿Futuro? Patético. Lo suyo es un espejismo barato, una mentira en la que hasta él cree. No sabe que está rodeado de depredadores y que yo soy el único con los colmillos afilados. Ella merece estar atada, no cuidada. Y yo voy a ser quien le demuestre que la única opción es rendirse ante mí, porque no hay salida posible.
El plan ya lo tenía claro. Un plan como el mío no se improvisaba, se tejía con paciencia, como una red invisible que poco a poco