Unos días después

New York

Violet

Cuando entras a un quirófano, en teoría todo parece claro: abrir, reparar, suturar y cerrar. La lógica es sencilla, pero la práctica nunca lo es. Sabes que en cualquier momento puede surgir una complicación inesperada, algo que obliga a replantear cada paso, a improvisar para salvar lo que aún se puede. Las relaciones amorosas no son tan diferentes. Crees que conoces el procedimiento: enamorarse, construir, avanzar etapa tras etapa. Pero basta un segundo, una sola hemorragia emocional, para que todo se desmorone.

Yo también tenía un plan. Quería regresar a Estados Unidos, continuar mi carrera, formar una familia, tener hijos. Todo estaba trazado, como un esquema quirúrgico bien planeado. Pero entonces la vida me arrancó a Ethan de golpe, y mi guion se convirtió en caos. Fue como perder a un paciente en la mesa: impotencia, rabia, un dolor tan punzante que parecía imposible de suturar.

Y, sin embargo, cuando me creía condenada a vivir con esa herida ab