Liliana, sin esperar a que Silvina hablara, se adelantó a admitir su culpa, lo que dejó a Silvina sin palabras.
¿Qué más podía decir?
¿Seguir acusándola?
¿O aceptar aquella disculpa fingida?
Al ver que Silvina permanecía en silencio, Liliana continuó con voz llorosa:
—Silvina, si no estás contenta, solo dímelo directamente. ¿Por qué tienes que dejarme en ridículo así? Uuuh… Todo lo que hice fue por su bien. Yo sé que no te agrado, sé que te resulto insoportable. Pero… pero…
Liliana puso todo el peso de la culpa sobre Silvina, mientras mostraba esa expresión de "estoy dolida, pero no lo diré", mirando a Leonel como si pidiera apoyo.
Silvina, cansada de verla actuar, ya no quería prestarle atención.
Leonel no había dicho ni una palabra, tal vez estaba esperando que ella mostrara "prudencia".
Muy bien, entonces sabría ser "prudente".
Silvina, sin pronunciar una palabra, se dio la vuelta para marcharse.
Pero al pasar junto a Leonel, una mano fuerte atrapó su muñeca con firmeza.
Su cuerpo