Mi corazón se acelera frenéticamente, mientras mi mente comienza a proyectar la primera vez que cargaré a mi hija, cuando cambiaré su pañal, le dé su biberón, juegue con ella, permanezca despierto para cuidarla y muchas cosas más.
Es entonces cuando comprendo que no quería vivir porque aún no estaba viviendo, no sentía y por eso, todo me parecía sin color… aburrido. Pero, ahora todo ha cambiado, me siento mucho mejor, porque incluso las cosas sin importancia a las que no les prestaba atención, vienen a mí con rapidez.‘Debo cambiar a mis escoltas, solo mujeres pueden entrar a la casa, quien miré por más de cinco segundos a mi hija, debe morir. Si alguien la hace llorar, va a pagarlo con su vida, si la ropa o juguete que quiere se lo arrebatan, va a morir esa persona.’ Me digo mentalmente.Uno a uno escribo que voy a tolerar y que no, pero,