94. Testimonios Demoledores
El estrado del testigo se alzaba ante mí como una isla solitaria en medio de un océano de miradas escrutadoras. Mis pasos hacia él se sintieron demasiado ruidosos en el silencio expectante de la sala, cada eco resonando contra las paredes de mármol como latidos de corazón amplificados.
—¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
—Lo juro.
Mi voz salió más fuerte de lo que esperaba, más firme. La Dra. Josefa me había preparado para este momento durante nuestras sesiones intensivas de la semana pasada. "Tu voz es tu poder", me había dicho. "Cuando testifiques, no estás solo contando tu historia. Estás reclamando tu narrativa."
El fiscal, Alvarado, se acercó con esa presencia calmada pero autoritaria que había llegado a asociar con la justicia.
—Señora Walker, ¿podría contarnos sobre su amistad con la acusada Isabela Martín?
—Fuimos amigas cercanas desde la universidad. Ella fue mi dama de honor en mi boda con Max. Durante años, la consideré mi mejor amiga.
—¿Cuándo c