94. Testimonios Demoledores
Martes, diez de la mañana.
El estrado del testigo se alza ante mí como una isla solitaria en medio de un océano de miradas escrutadoras. Mis pasos hacia él se sienten demasiado ruidosos en el silencio expectante de la sala, cada eco resonando contra las paredes de mármol como latidos de corazón amplificados.
—¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
—Lo juro.
Mi voz sale más fuerte de lo que esperaba, más firme. La Dra. Eliana me había preparado para este momento durante nuestras sesiones intensivas de la semana pasada. "Tu voz es tu poder", me había dicho. "Cuando testifiques, no estás solo contando tu historia. Estás reclamando tu narrativa."
El fiscal, Sr. Clark, se acerca con esa presencia calmada pero autoritaria que he llegado a asociar con la justicia. Sus primeras preguntas son simples, estableciendo mi identidad, mi relación previa con los acusados, el contexto básico que el jurado necesita entender.
—Señora Walker, ¿podría contarnos sobre su amistad co