113. La Noche que Cambió Todo
Sábado, una de la madrugada.
Mi corazón late tan fuerte que estoy segura de que puede escucharlo. Cada terminación nerviosa en mi cuerpo está en alerta máxima, como si estuviera parada al borde de un precipicio y tuviera que decidir si saltar o dar un paso atrás hacia la seguridad.
—No lo sé —susurro finalmente, mi voz apenas audible en el silencio de mi apartamento.
Es la respuesta más honesta que puedo dar, pero veo cómo algo se desmorona en su expresión al escucharla. La vulnerabilidad que había visto en sus ojos se tiñe de decepción.
Max se pasa una mano por el cabello, ese gesto de frustración que conozco tan bien, y se aleja de mí unos pasos. Por un momento terrible, pienso que va a irse, que mi incapacidad de darle una respuesta clara va a hacer que se rinda y regrese a la seguridad de su nueva vida con Victoria.
—Lorena, escúchame —dice, girándose hacia mí con una intensidad que me deja sin aliento—. He estado tratando de convencerme durante meses de que podía dar vuelta la pág