103. El Momento de la Verdad
Sábado, 19:15 hrs. Cuarenta y cinco minutos antes de la gala.
El vestido rojo cuelga de mi cuerpo como una segunda piel.
Como una memoria. Como una declaración de guerra.
Los zapatos son Louboutin, tacones de diez centímetros que me hacen más alta y más vulnerable. Un collar de diamantes que perteneció a mi abuela—el tipo de joya que comunica que los Walker no se rinden.
Me veo como alguien que ganó el divorcio.
Si tan solo me sintiera así.
El timbre suena. Diego.
Abre la puerta y se queda inmóvil, evaluándome de pies a cabeza.
—Rojo —dice finalmente, y hay algo en su voz que no puedo identificar.
—¿Demasiado?
—Perfecto. Exactamente el mensaje correcto.
Entra a mi apartamento, elegante en su smoking negro.
—¿Lista?
—No.
—Perfecto —dice con una sonrisa pequeña—. Significa que te importa. Significa que esto es real.
Se acerca y me ajusta el collar de diamantes con manos cuidadosas, un gesto que me recuerda tan dolorosamente a papá que tengo que parpadear para controlar las lágrimas.
—Ma