Al cabo de un rato, ambos se dirigieron a la habitación que compartirían. Fue entonces cuando Hayley, como si hasta ese instante no hubiera reparado en ello, cayó en cuenta de que tendrían que dormir en la misma cama. Su cuerpo se tensó al verlo entrar tras ella, caminando con naturalidad hacia el armario para sacar lo que parecía ser su ropa de dormir; un pantalón de chándal y nada más.
La idea de que Evan pudiera dormir sin camisa la invadió de golpe, causando que un calor repentino subiera por su cuello y coloreara sus mejillas. Trató de calmarse, recordándose que aquello era algo completamente normal.
"No es la primera vez que lo ves sin camisa," se reprendió mentalmente. Sin embargo, su propio razonamiento no hizo más que intensificar su nerviosismo. La verdad era que jamás había estado en una situación tan íntima con un hombre, y mucho menos con alguien como Evan.
Intentaba mantener la compostura, pero su cuerpo parecía no colaborar. Cada pensamiento provocaba que su respiració