Mundo ficciónIniciar sesiónEl último día antes del ritual amaneció con una quietud ominosa. El aire en el asentamiento estaba cargado de una electricidad palpable, una anticipación que hacía que hasta el más mínimo sonido pareciera amplificado. No hubo saludos ni miradas curiosas cuando salieron de la cabaña; solo un silencio pesado y observador. Todos esperaban.
Darius la llevó al mismo claro de entrenamiento, pero hoy la atmósfera era diferente. No había lecciones, solo práctica. Se movieron juntos en una danza silenciosa y letal. Elizabet ya no era la novata del día anterior. Sus movimientos eran más seguros, sus instintos más afilados. Esquivaba sus ataques con una agilidad felina, su cuchillo era un destello plateado a la luz del sol. Ya no luchaban el uno contra el otro, sino el uno con el otro, aprendiendo el ritmo de sus cuerpos, anticipando cada movimiento. Se convirtieron en un reflejo, un







