Mundo ficciónIniciar sesiónLa sala de espera del hospital se había convertido en reino del silencio absoluto.
Aleksandr estaba de pie junto a la ventana, observando el amanecer tiñendo el cielo de colores que no quería ver. Rojos. Naranjas. Todos los colores de la sangre que estaban extrayendo de Valeria en ese preciso momento. Dos horas de cirugía ya, y ninguna noticia. Ninguna palabra del Dr. Petrov. Ninguna promesa de que la mujer que amaba seguía respirando en la sala de operaciones.
Nikolai estaba sentado en una de las sillas de plástico duro, la cabeza entre sus manos, los hombros temblando de formas que podrían haber sido silenciosos sollozos. Su rostro, cuando finalmente lo levantó, estaba devastado de maneras que Aleksandr reconocía porque las sentía también.







