Mundo ficciónIniciar sesiónEl reloj en la pared de la sala de espera parecía moverse en cámara lenta. Cada segundo era una eternidad. Cada minuto, una tortura.
Seis horas.
Seis horas desde que habían llevado a Sofía al quirófano. Seis horas desde que las puertas dobles se habían cerrado, dejando a Valeria y Aleksandr en el limbo de la incertidumbre.
Valeria estaba sentada en una de las sillas de plástico duro, las manos entrelazadas con tanta fuerza que sus nudillos se habían vuelto blancos. No había llorado. No había hablado. Solo había esperado, con los ojos fijos en esas puertas que se negaban a abrirse.
Aleksandr caminaba de un lado a o







