Mundo ficciónIniciar sesiónLa mañana llegó demasiado lenta para Valeria.
Apenas había dormido, cada minuto esperando escuchar el sonido de un vehículo aproximándose. Su hijo. Su bebé. Dmitri.
Habían pasado semanas desde la última vez que lo sostuvo. Semanas de drogas, cautiverio, paro cardíaco, huidas nocturnas. ¿Cuánto podía cambiar un bebé en ese tiempo? ¿Cuánto podía olvidar?
La ansiedad le apretaba el pecho mientras esperaba en la sala principal de la casa de campo. El Dr. Petrov había insistido en que se moviera lo menos posible, que el bebé nonato todavía estaba en riesgo, pero Valeria no podía quedarse en cama. No hoy.
Nikolai se sentó con ella, presencia silenciosa pero reconfortante.
—Él te recordará —dijo sua







