Mundo ficciónIniciar sesiónLa mañana siguiente amaneció con niebla densa, el tipo que hacía que la mansión pareciera isla flotante en mar gris. Valeria despertó con Aleksandr todavía a su lado, algo inusual últimamente. Su brazo la rodeaba posesivamente, como si incluso dormido necesitara reclamarla.
Los eventos de anoche seguían frescos en su piel. Las marcas que él había dejado. La intensidad casi desesperada de su unión. Y los pasos de Elena en el pasillo, escuchando.
El teléfono de Aleksandr vibró en la mesita. Él gruñó, alcanzándolo con ojos todavía cerrados. Pero la llamada lo despertó completamente.
—¿Nikolai? —su voz cambió inmediatamente a modo operativo—. ¿Qué pasó?
Valeria se incorporó, observando cómo la mandíbula de su esposo se tensaba con cada palabra que escuchab







