8. ¿Qué quiere de mí?
Lana apenas había dado unos pasos por el pasillo cuando una mano firme la sujetó del brazo con delicadeza, pero con la suficiente fuerza para detenerla. El contacto le aceleró el corazón, hasta que se encontró con los ojos de Caius.
No estaba enojado, pero la tensión en su mandíbula lo delataba.
—Me dijeron que fuiste a llevarme el almuerzo —dijo con voz baja casi como un regaño disfrazado de preocupación.
Ella bajó la mirada, sintiéndose como una niña atrapada.
—Solo… creí que era algo que las compañeras hacían.
Él por un momento se quedó en silencio antes de sonreír genuinamente.
—Entonces soy afortunado, porque ninguna hembra de aquí lleva el almuerzo a su compañero cuando está en guardias.
Su sonrisa divertida y cálida la hizo sentir tímida y Caius lo notó.
El Beta suspiró apretando el puente de su nariz reconociendo en realidad lo que la había motivado a alejarse de la casa y acercarse a él, sabía que estaba desesperada por eso tenía que controlarla.
—Hablando en serio. No vuelv