71. Un error
A pesar de que había salido de la habitación, Eryx no podía sacarse de la cabeza a Lana, apretó los dientes recordando su figura desnuda sobre su cama con las piernas ligeramente abiertas, el pecho subiendo y bajando agitado, con su olor adictivo colándose por sus fosas nasales y el sabor de su cuerpo aún en sus labios.
Había querido ignorarlo.
Quedarse junto a ella.
Y gruñó molesto por ello.
"Mi manada es lo primero." Se recordó a sí mismo como si necesitara hacerlo.
—¿Te pasa algo, Alfa? —preguntó el macho que había ido en su búsqueda al verlo con la mandíbula apretada.
Eryx no respondió, gruñó y le dio una mirada helada que fue suficiente para hacerlo retroceder sumergiéndose de nuevo en sus pensamientos sobre ella.
"Eres mía."
No debió tocarla.
No así.
No de esa forma en la que un macho toca a su hembra, no a una concubina.
—Mierda... —murmuró entre dientes caminando más rápido.
Cuando llegó al salón de reuniones, sus hombres ya lo esperaban.
—Alfa —dijo uno con una inclinación.
—