29. Entrenando a la nueva concubina
Lana apretó los labios, insegura de cómo pedir lo que quería.
Después de que se había vestido con la ropa del closet que él le había dicho que usara casi se sentía desnuda.
El Alfa había vuelto a la que parecía ser su nueva habitación, lo que la hacía sentir aún más inquieta. Casi vulnerable con su mirada penetrante sobre ella.
Eryx estaba de pie, imponente como siempre, los brazos cruzados sobre el pecho desnudo, los músculos tensos bajo la luz del día que entraba por la ventana. Su sola presencia la intimidaba y aun así no podía callar.
—Quiero… quiero ir por mis cosas a la habitación de Caius —dijo al fin sin mirarlo directamente.
El Alfa gruñó de inmediato. El sonido profundo resonó en la sala y le recorrió la piel como un latigazo.
—¿Tus cosas? —repitió con voz grave, avanzando hacia ella con pasos pesados—. No tienes nada que buscar en la habitación de mi Beta.
Lana lo enfrentó, aunque su corazón latía desbocado por su inquietante cercanía.
—Son solo mis pertenencias. No estoy p