22. No vuelvas a suplicar por él
Eryx apretaba los puños con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos. La voz de Nina aún retumbaba en su cabeza como un eco venenoso.
"Ellos nunca fueron compañeros. Caius y Lana solo fingieron, hicieron un plan para sacar a mi hermanastra de la manada. Ella nunca estuvo marcada. Quiero a mi hermana Alfa, por eso necesitaba contárselo a usted antes de que lo supiera por otro. Le suplico que no haga daño a mi hermanastra a pesar de que infringió las leyes. Basta con que vuelva a la manada de mi padre, eso es todo…’’
Eryx había dejado a la hembra hablando sola después de que le contara el plan de escape de Lana.
Nunca se había sentido tan impotente ante una situación, era una locura.
Había corrido de prisa al bosque mientras que las palabras lo corroyeron por dentro, un veneno dulce y amargo a la vez.
La furia lo devoraba, pero junto a ella crecía un fuego más oscuro, la posesividad salvaje de saber que Lana jamás perteneció a Caius.
¿Cuánto tiempo se había estado conteniend